viernes, 12 de junio de 2015


El miedo



Científicamente, "El miedo" es una sensación que aparece a la hora de "sobrevivir", por ejemplo, cuando caminamos cerca de un risco o una pendiente empinada; por instinto tememos, pues el instinto nos dice que podemos caer. Es una sensación que surge en el momento exacto, únicamente en el presente.


Sin embargo, no se siente así ¿Cierto?

Galeano decía, que ésta es "La era del miedo" y de cierta forma, tenía razón, pues todos "temen":... a la violencia, a la guerra, a la posibilidad de enfermar, a la pobreza, al hambre, a la pérdida, al error, al clima, a un insecto, al pasado, al presente o al futuro.

Todos temen, sí, y hay que admitirlo, en nuestros tiempos es difícil no vivir condicionados por el miedo— en diversa intensidad—, a diferentes cosas o sensaciones o realidades.

Pero, ¿Se han dado cuenta?, no tenemos al "miedo" en sí, sino a una situación, a una posibilidad, a algo que aún no existe; pero que nos paraliza, nos deja inactivos, tan quietos como nos es posible para no sufrir lo que nuestra mente nos advierte que sufriremos.

....y ahí está el detalle; que el miedo, cuando no es instinto, solo se genera en nuestra mente.

Robin Williams decía: "Las cosas que más tememos ya nos han ocurrido en la vida". EXACTO, porque el miedo no existe, no es presente, es solo una proyección de nuestro pasado tratando de colarse en nuestro presente y que, a menudo, obstaculiza el futuro...

... es solo una ilusión; pero una que nos convierte en nuestros propios "saboteadores personales" cuando nos domina.

La imagen del día versa: "Si no metes la pata, nunca conseguirás nada" y es más que cierto... ahora que recordamos juntos que el miedo es tan solo una ilusión de la que podemos salir, ¡Rompámosla!

Sea rápido o lento...
Sea con equivocaciones de por medio o sin ellas...
Tenemos el poder de vencer ese "miedo".


Hoy podemos ser un poco más felices sin él... y mañana... el mañana solo depende de nosotros.
.
.
.
P. Alarsil. 

jueves, 4 de junio de 2015



¿Te arriesgas?


A veces, suelo pensar que la vida se asemeja al trayecto de todos los días, a bordo de un microbús o del metro.

Es como si estuviéramos acomodados en el asiento que nos lleva a destino, observando siempre por la ventanilla, a veces clara, a veces en bruma por la niebla, a veces oscura mientras dura el túnel, otras, distorsionada por el actuar de la lluvia.

A menudo... la vida pareciera no tratarse más de "ser", sino de "llegar". A un lugar, a un destino, a una meta, importando más el "cuándo" por sobre el "cómo", el "YA" por sobre el "¿Por qué?"

Y "Así debe ser" porque "Así es el mundo y más vale acostumbrarnos si no queremos sufrir de más" pensamos, entonces respiramos hondo y continuamos el viaje.

Cerramos los ojos.

Subimos y bajamos... subimos y bajamos... una y otra vez hasta que de pronto, una mañana cualquiera, nos fijamos en nuestro perfil reflejado en nuestra acostumbrada ventanilla. (Sí, "nuestra" a fuerza de costumbre)

Pero, ya no somos los mismos... la vida y los años se han hecho cargo de nosotros, cansándonos lo suficiente, otorgándonos la imagen similar a la de aquellos de antaño, que de niños solíamos ver tras la ventanilla, mientras jugábamos en nuestras bicicletas o mientras corríamos por el parque.

Ahora también hay niños afuera; sí... y quizá nos miran con la misma extrañeza que tuvimos nosotros en el ayer; pero ya no somos ellos, no... nosotros somos ahora: "aquellos de antaño" y ¿Saben qué es lo más irónico de todo?, que quizá... solo quizá, aún no estemos en "destino".

Abrimos los ojos, saturados por la abrumadora sensación de dejavú.

Asustados, como si despertáramos de un sueño, nos fijamos en la ventanilla. Aún somos nosotros, nosotros en el mismo camino de todos los días. La pregunta sería, ¿Nos quedamos?

Muchas veces nos volvemos pasajeros frecuentes en el mismo asiento, a la misma hora y en la misma línea, dejándonos llevar por el camino de lo que es "socialmente aceptable", lo que "se espera de nosotros".

Subimos y bajamos imbuidos en una perfecta y organizada rutina en pos de esa meta o destino por alcanzar. Hacemos lo que se espera y nos resignamos a pensar que la vida es así y que por tanto, como muchos otros antes de nosotros, debemos acoplarnos. Pensamos que hallaremos un espacio en el tiempo en el que podamos ser lo que queremos... sí, cuando "lleguemos"

¿Y qué sucede si no?, si un día despertamos y somos "los de antaño" con fuerza suficiente solo para sostener la rutina, cuando "lo que nos hubiera gustado" tan solo puede ser eso, un nostálgico "hubiera".

No seamos "pasajeros rutinarios", embarquémonos en la vida apostando el todo por el todo, sin miedo a errar en la ejecución del "hubiera" ahora que tenemos la fuerza para hacerlo.

Perdamos el miedo de tirar del freno y arriesgarnos a buscar nuevos caminos.

Decir: "¡Aquí me bajo!" aún cuando no sea el "paradero" esperado, puede ser el inicio de la más formidable de las historias: La tuya... hecha por entero a tu medida.

¿Te arriesgas?

♀☾ P. Alarsil ☽♀


jueves, 22 de enero de 2015




Carta: Me olvidé decir...



        
                Hola “tú”:
               .
.
Ha pasado algún tiempo desde la última vez que hablamos. Quizá, saber de mí ahora te parezca poco importante. No puedo juzgarte si es así, si aún estas enfadado conmigo.

Casi como un juego, los días, los meses se han convertido en años; sin embargo, puedo asegurarte que no ha habido día en que, al ver nuestras viejas fotos, no me inunde el utópico deseo de poner en reversa al tiempo, llegar al punto de quiebre entre ambos y detenerlo ahí mismo. Hoy quiero decirte con el alma, cuánto lamento no haber podido ver a través de tu ira y consolar tu miedo. Me olvidé decir entonces cuánto te quería y hoy, parece que solo puedo conformarme conque habites de vez en cuando los recintos más íntimos de mi memoria… y solo eso, es desgarrador; porque sé que ya no puedo alcanzarte.

Dicen que nunca es tarde para pedir perdón, y que el “Adiós” siempre llega temprano. Se ha cumplido  en nosotros ¿No crees?; pero en mi ilusión, pienso que al elevar este trozo de papel al cielo que habitas, podrás saber que no te olvido.

Que nunca te olvidaré.

PD. Me olvidé decir… Hasta pronto.

P. Alarsil

(En memoria de Luis Enrique Reyes Alarcón, uno de los muchos momentos que te dedico)

(DERECHOS PROTEGIDOS POR SAFE CREATIVE)


<a href="http://www.safecreative.org/work/1502153257366-carta-me-olvide" target="_blank"> 
<span>Carta Me Olvidé</span> - 
<span>(c)</span> - 
<span>Paola Alarcón</span> 
</a>